El extinto megalodón era lo suficientemente grande como para comer orcas, dicen los científicos
Luis Ernesto Quintana Barney
(CNN) — Más rápido que cualquier tiburón vivo en la actualidad y lo suficientemente grande como para comerse una orca en solo cinco mordiscos: un nuevo estudio sugiere que el tiburón extinto conocido como megalodón era un superdepredador aún más impresionante de lo que los científicos creían antes.
El Otodus megalodon, la inspiración detrás de la película de 2018 “The Meg”, vivió hace más de 23 millones de años. Los fósiles del gigante extinto son difíciles de encontrar: si bien hay muchos dientes de tiburón fosilizados, sus cuerpos consisten principalmente en cartílago en lugar de huesos, y rara vez se conservan.
Un equipo de investigación dirigido por Jack Cooper, paleobiólogo de la Universidad de Swansea, se dispuso a utilizar el modelado 3D de una columna vertebral de megalodón rara y excepcionalmente bien conservada para extrapolar información sobre el movimiento y el comportamiento del tiburón. Su investigación fue publicada en Science Advances el miércoles.
“Estimamos que un O. megalodon adulto podría moverse a velocidades absolutas más rápidas que cualquier especie de tiburón actual y consumir presas del tamaño de los depredadores modernos”, escribieron los investigadores.
Esta ilustración muestra un tiburón Otodus megalodon de 15 metros depredando a una ballena Balaenoptera de 8 metross en la época del Plioceno, hace entre 5,4 y 2,4 millones de años.
La mayor parte de lo que sabemos sobre los megalodones proviene de inferencias científicas: los científicos han estimado que los tiburones extintos podrían medir hasta 19 metros a través de una comparación con los grandes tiburones blancos, considerados como su “mejor análogo ecológico disponible”, ya que ambos ocupan el peldaño superior en la cadena alimenticia, según el artículo.
Los investigadores utilizaron una columna vertebral de megalodón de Bélgica, un diente de los Estados Unidos y el condrocráneo, el equivalente cartilaginoso de un cráneo, de un gran tiburón blanco para construir su esqueleto en 3D. Luego usaron un escaneo de cuerpo completo de un gran tiburón blanco para estimar cómo se asentaría la carne en el esqueleto del megalodón.
El tiburón megalodón tenía una aleta tan alta como un humano
Con una representación 3D completa, lograron estimaciones del volumen y la masa corporal de todo el cuerpo del tiburón. Al comparar las cifras con el tamaño de los tiburones modernos, estimaron la velocidad de nado del tiburón, el valor del estómago, las necesidades calóricas y las tasas de encuentro de presas.
El megalodón que modelaron habría tenido casi 16 metros o 52 pies de largo. Pesaba alrededor de 61.560 kilogramos, o 135.717 libras, según sus estimaciones.
Bebés de tiburón megalodón eran caníbales en el útero 0:35
Estimaron que el megalodón habría sido capaz de devorar presas del tamaño de las orcas, que pueden medir hasta 8 metros de largo y pesar más de 3 toneladas, en solo cinco mordiscos.
Según los investigadores, una presa del tamaño de una ballena jorobada moderna habría sido demasiado grande para que un megalodón se la comiera por completo. Comer presas grandes puede haberle dado al megalodón una ventaja competitiva sobre otros depredadores. Devorar grandes cantidades a la vez también les habría permitido viajar grandes distancias sin volver a comer, al igual que los grandes tiburones blancos modernos.
Un megalodón adulto habría necesitado comer la escalofriante cifra de 98.175 calorías por día, 20 veces más que un gran tiburón blanco adulto. Podrían haber satisfecho sus necesidades energéticas comiendo alrededor de 31,9 kilogramos de músculo de tiburón, según las estimaciones de los investigadores.
El megalodón también fue más rápido que cualquier tiburón vivo, con una velocidad de crucero promedio teórica de alrededor de 3,1 mph (4,9 km/h). Esta velocidad le habría permitido encontrar más presas, ayudándolo a satisfacer sus enormes demandas calóricas.
En general, los datos extrapolados del modelo 3D pintan el retrato de un “superdepredador transoceánico”, dicen los investigadores.
Por fortuna, las orcas de hoy en día no tienen que preocuparse por toparse con el enorme tiburón. El megalodón se extinguió hace unos 3,6 millones de años, según el Museo de Historia Natural del Reino Unido, por razones que los científicos todavía tratan de entender.
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