ANÁLISIS | La nueva imputación de Trump sacude su renovada carrera contra Kamala Harris
Julia Hernández
(CNN) — El fiscal especial Jack Smith reintrodujo de modo desafiante la cuestión del intento de Donald Trump de robar las elecciones de 2020, en la intensificación de la recta final en la carrera por la Casa Blanca de este año.
Al tratar de rescatar su caso después de que su acusación inicial fuera destripada por el fallo de inmunidad de la Corte Suprema, Smith señaló que está decidido a llevar al expresidente ante la justicia, a pesar de que no habrá juicio antes del día de las elecciones.
“Creo que esto es básicamente Jack Smith diciendo: ‘Todavía tengo esto'”, dijo el exsubdirector del FBI, Andrew McCabe, comentarista legal y de seguridad nacional de CNN, después de que el fiscal especial presentara este martes una acusación modificada respaldada por un nuevo jurado investigador.
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Su movimiento subrayó la enorme implicación personal que Trump tiene en ganar la presidencia en noviembre: no sólo volvería al cargo más alto de la nación, sino que también obtendría la autoridad para detener este y otro caso federal contra él y evitar cualquier sentencia que pudiera incluir penas de cárcel si es declarado culpable.
“Este es un año muy importante, es una elección muy importante”, dijo el ex fiscal federal Ankush Khardori a Alex Marquardt de CNN este martes. “Este caso está en juego en las elecciones, porque si Trump gana, desaparecerá. Si Trump pierde contra Harris, este caso va a llegar a algún tipo de conclusión”.
La decisión de la mayoría conservadora a principios de este verano de que Trump podría tener inmunidad de procesamiento penal por algunas de sus acciones como presidente representó uno de los momentos más importantes en la historia de la Corte Suprema y tiene enormes implicaciones para el sistema de gobierno de Estados Unidos. Muchos académicos renombrados criticaron la decisión por ser contraria al espíritu de los fundadores del país, ya que parecía otorgar importantes poderes sin control a la presidencia.
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El expresidente Donald Trump, a la izquierda, y el fiscal especial Jack Smith. (Crédito: Getty Images)
La decisión también causó conmoción en una carrera presidencial ya de por sí tumultuosa, puesto que parecía ofrecer a un expresidente que ya se creía todopoderoso, la oportunidad de seguir gobernando como un hombre fuerte si ganaba las elecciones de noviembre. La candidata demócrata Kamala Harris criticó la decisión en su discurso de la convención de la semana pasada: “Piensen en el poder que tendrá… Imagínense a Donald Trump sin límites y cómo usaría los inmensos poderes de la presidencia de Estados Unidos”.
El movimiento de Smith también crea otras profundas connotaciones políticas, legales y constitucionales en un momento nacional crítico, a 10 semanas de unas elecciones que podrían remodelar profundamente el país y que pueden volver a poner a prueba sus instituciones hasta el límite.
Contenido de la nueva acusación
Los hechos y las pruebas del caso de Smith no han cambiado. La acusación sigue imputando a Trump conspiraciones para defraudar el sistema gubernamental que cuenta los votos de las elecciones y para corromper y obstruir el proceso de certificación de la victoria de Joe Biden. También se le acusa de urdir una conspiración contra el derecho fundamental de los ciudadanos a emitir su voto y a que se cuente.
Pero en deferencia al fallo de la Corte Suprema, Smith eliminó el lenguaje que alega que Trump utilizó el Departamento de Justicia para promover sus afirmaciones de fraude electoral. Y trató de estilizar gran parte de la supuesta conducta restante como la de un “candidato” en lugar de un presidente que actúa en su capacidad oficial, para eludir la cuestión en el centro de la sentencia del tribunal.
Pero su caso sigue enfrentándose a grandes obstáculos. La jueza del tribunal de distrito, Tanya Chutkan, debe ahora interpretar la sentencia de la Corte Suprema para decidir qué pruebas siguen siendo admisibles. Y el equipo legal del expresidente luchará contra Smith en todo momento y utilizará todas las opciones de apelación disponibles. El equipo legal y de campaña de Trump podría acusarle de infringir los procedimientos del Departamento de Justicia para evitar procesos contra figuras políticas clave tan cerca de unas elecciones. Por supuesto, la razón por la que la versión original del caso no llegó a juicio mucho antes de las elecciones se debió en parte al éxito de las tácticas dilatorias del equipo legal de Trump.
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“Si a Donald Trump no le gusta lo tarde que está sucediendo esto, no lo debería haber estado retrasando y posponiendo durante muchos, muchos meses”, dijo en el programa “The Situation Room” de CNN el representante de Maryland Jamie Raskin, un demócrata que formó parte del comité de la Cámara de Representantes que investigó el ataque del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos. “Jack Smith está jugando las cartas que le han repartido Donald Trump y los partidarios de Trump en el Tribunal Roberts que han hecho que esto vaya lo más lento posible. Y creo que hay algo tranquilamente heroico en que Jack Smith insista en seguir adelante para asegurarse de que esta trama salga a la luz”.
A pesar de todo su éxito en retrasar el caso federal inicial del 6 de enero, la campaña del expresidente no pudo evitar la condena de Trump en un caso de pago de dinero por silencio relacionado con las elecciones de 2016 y una sentencia por fraude masivo contra él, su empresa y sus hijos adultos en Nueva York. Trump también fue declarado responsable de difamación en otro caso por acusaciones de agresión sexual de la escritora E. Jean Carroll. Pero un juez designado por Trump en Florida desestimó recientemente el caso de Smith contra Trump por documentos clasificados (el fiscal especial está apelando). Y otro caso de intromisión electoral, en Georgia, se ha visto acosado por múltiples retrasos. El expresidente se ha declarado inocente de todos los cargos en todos los casos.
Repercusiones políticas inmediatas
La trascendencia política del nuevo intento de Smith de obligar a Trump a rendir cuentas de sus actos, algo desacostumbrado, añade otra dimensión al nuevo cara a cara del expresidente con la candidata demócrata Harris.
La acusación revisada reavivará el tema de la presunta criminalidad y las ambiciones autocráticas de Trump en la mente de los votantes, después de que su montaña de problemas legales se desvaneciera como fuerza motriz de la campaña en el furor por la desastrosa actuación de Biden en el debate, su posterior retirada de la carrera y el fulgurante inicio de campaña de Harris. Aunque no hay ninguna posibilidad de que el caso llegue a juicio antes de las elecciones, cualquier intento de Smith de celebrar audiencias probatorias en las próximas semanas podría crear una nueva ola de cobertura informativa sobre la presunta criminalidad de Trump cuando comience la votación anticipada en persona y en ausencia.
Ser acusado, una vez más, en plena campaña presidencial sería una vergüenza descalificadora para la mayoría de los candidatos. Sin embargo, Trump ya ha utilizado antes sus problemas penales para reactivar su campaña, especialmente durante las primarias republicanas. Su nueva acusación se produjo casi exactamente un año después de que se presentara para ser fichado en una cárcel de Atlanta y se sometiera a una ficha policial que su campaña convirtió en un emblema desafiante.
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Trump ha luchado en las últimas semanas por encontrar tracción para su campaña frente a una nueva candidata demócrata. Y la cuestión de los problemas legales del expresidente no había sido un foco central de la carrera electoral en los últimos meses. Pero en cuanto se presentaron los nuevos cargos contra Smith, volvió la memoria muscular de su equipo, que revivió la narrativa central de su candidatura a un segundo mandato: la falsa afirmación de que es víctima de la interferencia electoral de un Departamento de Justicia que sigue instrucciones de Biden. El expresidente acusó a Smith de intentar “resucitar una Caza de Brujas ‘muerta’ en Washington, en un acto de desesperación”. También afirmó que la nueva acusación era un nuevo intento de interferencia electoral para distraer de las “catástrofes que Kamala Harris ha infligido a nuestra nación”.
Tampoco tardó en llegar a las bandejas de entrada de los correos electrónicos un nuevo llamamiento a la recaudación de fondos basado en el caso.
Un nuevo reto para Harris
El regreso del atolladero legal de Trump al centro de la escena presenta nuevos retos para Harris. Ella ha centrado las primeras semanas de su candidatura a la Casa Blanca en el dolor que han sufrido los estadounidenses por los altos precios de los comestibles para mitigar una debilidad política y está tratando de presentarse como una candidata del cambio generacional frente a Trump.
La vicepresidenta no ha sido tan explícita como Biden a la hora de arraigar su campaña en una batalla por el alma de la nación. Pero la semana pasada citó las pesadillas legales de Trump para retratarlo como un “hombre poco serio” que desencadenaría consecuencias “extremadamente graves” si volviera al Despacho Oval.
A muchos partidarios de Harris les gusta el contraste entre la vicepresidenta, exfiscal, y Trump, delincuente convicto y sospechoso inculpado, una dinámica que sin duda se desarrollará en el escenario del debate del 10 de septiembre.
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La última acusación de Trump también refuerza el tema de Harris de que los estadounidenses tienen una “oportunidad preciosa y fugaz” para dejar atrás la amargura, el cinismo y el caos de los años de Trump y avanzar hacia un futuro más optimista. Sin embargo, su campaña debe tener cierta preocupación de que algunos votantes moderados puedan ver otra acusación contra el expresidente como una exageración.
Aparte de las implicaciones políticas y electorales inmediatas de la nueva acusación, la última presentación de Smith fue un recordatorio de la surrealista realidad de que un presidente que lo fue una vez –y posiblemente lo sea en el futuro– está siendo procesado por un intento de ignorar la voluntad de los votantes y mantenerse en el poder después de perder unas elecciones.
La salida de Biden de la campaña y la pompa de las convenciones nacionales de los partidos han hecho que la amenaza de Trump a la democracia haya pasado a un segundo plano en las últimas semanas, pero la cuestión de cómo un presidente que intentó derrocar la democracia estadounidense evitó rendir cuentas y pudo volver a presentarse a la Casa Blanca –y potencialmente ganarla– preocupará sin duda a los historiadores del futuro.
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