¿Quién es Víctor Rodríguez Padilla, próximo director de Pemex?
Rocío Muñoz-Ledo
(CNN Español) — Víctor Rodríguez Padilla, un académico experto en temas energéticos, será el director general de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) en el Gobierno de Claudia Sheinbaum, quien asumirá como presidenta de México el 1 de octubre.
Al designar a Rodríguez Padilla, Sheinbaum eligió a un funcionario de perfil técnico que viene de la academia para dirigir la estatal.
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¿Quién es Víctor Rodríguez Padilla?
Víctor Rodríguez Padilla es físico y maestro en Ingeniería Energética por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tiene un doctorado en Economía de la Energía por la Universidad Grenoble, de Francia, y cuenta con posdoctorados en la materia en instituciones de Francia y Canadá, según su semblanza curricular leída por Sheinbaum.
Además de su trayectoria académica, ha sido asesor en el Congreso de México, así como en varias instituciones mexicanas y regionales. Rodríguez Padilla cuenta con una trayectoria de 42 años en el sector energético y es experto en economía y política de la energía, organización y regulación de las industrias de la energía, contratos, régimen fiscal, seguridad energética, transición energética, petróleo, gas natural, electricidad e integración energética en América del Norte, según su biografía oficial.
Durante el anuncio, Sheinbaum aseguró que Rodríguez Padilla “defendió la soberanía energética” de México desde que se negoció el entonces Tratado de Libre Comercio de América del Norte en la década de 1990.
Rodríguez Padilla también ha sido profesor invitado en la Universidad de California en San Diego, en el Instituto de las Américas en California, y universidades en Bolivia y Colombia. Además, recibió el Premio Nacional de Investigación Económica Jesús Silva Herzog y la medalla Gabino Barreda en la UNAM.
El giro hacia sostenibilidad y la apuesta por las energías renovables
Pemex, según algunos especialistas, se encuentra actualmente en “un punto incierto y preocupante” considerando que es una empresa financiada por el presupuesto que le asigna el Gobierno y no por utilidades.
La empresa petrolera cerró el primer trimestre de 2024 con una deuda financiera bruta de más de US$ 100.000 millones, de acuerdo con un reporte del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), un pasivo que lleva cargando desde hace varios años pese a la inversión directa del propio Gobierno.
“Nos entregaron una empresa devastada, una empresa en ruinas, con refinerías cayéndose a pedazos que afortunadamente se han restituido y estamos en proceso de aumentar su capacidad”, aseguró Rodríguez en una crítica a lo que llamó “los gobiernos neoliberales”.
Sin embargo, la refinería Dos Bocas, que se inauguró en 2022 y comenzó a operar en julio tras varios retrasos, procesó 65.046 barriles de petróleo crudo por día en su primer mes de operaciones, de acuerdo con el informe mensual de Pemex. Esta cifra está lejos de la capacidad de procesamiento de 340.000 bpd que el Gobierno anunció tendría el complejo, ahora llamado Olmeca.
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El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció en 2022 que, como parte del objetivo de dejar de importar petróleo y alcanzar la “autosuficiencia energética”, Pemex adquirió el total de la refinería Deer Park, ubicada en Houston, Texas. La planta tiene la misma capacidad de procesamiento que Dos Bocas y en el primer trimestre de 2024 procesó 261.000 barriles diarios de petróleo crudo, de acuerdo con el reporte de resultados de la empresa.
Durante el anuncio de su nombramiento, el futuro director de Pemex dijo que mantendrán la producción en 1,8 millones de barriles por día y prometió que la estatal dará un giro hacia la sostenibilidad durante el Gobierno de Sheinbaum.
“No queremos contaminar, queremos combustibles cada vez más limpios y queremos que Pemex contribuya a la sostenibilidad de este país”.
En ese sentido, aseguró que Pemex continuará con la producción de petróleo y gas, pero también apostará por las energías renovables.
“Ahora vamos a hacer proyectos nuevos, vamos a tener asociaciones con la sociedad, con las universidades, con los empresarios, para hacer los proyectos del futuro. Vamos a hacer energía eólica, energía solar, energía eólica offshore… vamos a hacer materiales estratégicos, incluidos el litio, uno de las encomiendas de la presidenta”, dijo este lunes.
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Esto contrasta con la política energética del presidente López Obrador, que se enfocó en dos grandes proyectos de refinación (la construcción de Dos Bocas y la compra de Deer Park) e intentó frenar la operación de empresas privadas generadoras de electricidad a partir de sistemas eólicos y solares con la intención, según dijo, de combatir supuestas irregularidades en los contratos con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
La decisión del mandatario sobre la CFE generó controversia y finalmente la Secretaría de Energía (Sener) revocó los acuerdos que modificaban los requisitos para otorgar Certificados de Energía Limpia (CEL), los cuales buscan incentivar las inversiones privadas en energía solar y eólica.
Al dejar atrás la reforma energética de su antecesor, Enrique Peña Nieto, López Obrador no solo restauró el dominio de la CFE, sino que también devolvió protagonismo a Pemex en la exploración y producción de petróleo y gas. En general mantuvo las concesiones existentes, pero en casos emblemáticos, como en el megayacimiento offshore de Zama, donde Pemex tenía el 50% de un joint-venture con diversos socios, el gobierno determinó que la operación del campo pasara a manos de la empresa estatal. Algunos de esos socios extranjeros salieron y vendieron su parte a inversores locales, entre estos al grupo de Carlos Slim.
Inversores locales e internacionales, que habían desarrollado líneas de alta tensión, plantas eólicas y solares, así como gasoductos para abastecer a CFE, rechazaron en su momento que hubiera habido irregularidades en esos contratos con la corporación eléctrica estatal y caracterizaron el giro en la política energética como un intento de López Obrador de restaurar el monopolio de la CFE, tanto en generación como en distribución y transporte de electricidad, y una apuesta redoblada en la energía basada en hidrocarburos y bajo control estatal.
Un análisis de BBVA Research, parte del gigante financiero español, señalaba en mayo último que si entre 2006 y 2023 la inversión extranjera directa en el sector energético de México fue en promedio de US$ 3.421 millones de dólares anuales a precios de 2018, entre 2019 y 2023 ese nivel bajó a US$ 2.787 millones de dólares anuales, un 50,1% menor que el promedio del período 2013-2017.
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