Convierten antiguo búnker nazi en hotel y complejo de ocio en Alemania
Julia Hernández
(CNN) — Con sus 58 metros de altura –un poco más que la Torre de Pisa, pero con bastante más peso–, el búnker de St. Pauli, en Hamburgo, Alemania, dominó el horizonte de la ciudad durante más de 80 años.
Construido con trabajos forzados durante el régimen nazi de Adolf Hitler, es una reliquia del periodo más oscuro de la historia de Alemania, pero este casco de hormigón ha renacido de forma sorprendente.
El relanzado Búnker de Hamburgo está ahora repleto de dos restaurantes, un Hard Rock Hotel de cinco pisos y un bar y jardín en la azotea de nueva construcción con forma de pirámide desde el que fluye abundante vegetación sobre la fachada de hormigón.
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El REVERB by Hard Rock es una adición adecuada a una ciudad con una impresionante historia musical; después de todo, aquí es donde Los Beatles empezaron su carrera a principios de los años sesenta.
El barrio de Karoviertel, en el que se encuentra este búnker con aspecto de fortaleza, es un enclave de moda lleno de elegantes cafeterías y tiendas vintage, además de la discoteca Knust, situada en un matadero reconvertido.
Servicios
Las habitaciones del REVERB, de 134 llaves, oscilan entre los 180 euros de una habitación clásica, con comodidades como un televisor de pantalla plana de 55 pulgadas y un asistente Alexa en la habitación, y los 269 euros de una suite con vistas panorámicas de toda la ciudad.
El hotel también cuenta con el tipo de detalles modernos que cabría esperar en cualquier hotel de moda , como auto check-in, tecnología inteligente y espacios de co-working.
Pero no hace falta ser huésped para disfrutar de las comodidades del búnker. En la planta baja está la cafetería y bar Constant Grind, y una tienda de artículos de Hard Rock.
El bar-restaurante Karo & Paul, del chef televisivo alemán Frank Rosin, abrió como bar en abril de 2024 y ocupa los tres primeros niveles del edificio. La zona de restaurante aún está por llegar.
Los interiores tienen un elegante aire industrial. (Crédito: Ulrich Perrey/dpa/picture alliance/Getty Images)
En la quinta planta está abierto el restaurante La Sala, que ofrece vistas elevadas y un menú internacional.
Por último, en la azotea se encuentra el jardín Green Beanie, con un bar y una pasarela que rodea el edificio y a la que el público puede acceder gratuitamente.
El desafío
El búnker de Hamburgo fue una de las ocho torres antiaéreas (búnkeres antiaéreos en la superficie que también servían de refugio) que Alemania construyó tras los bombardeos británicos de Berlín en 1940.
La historia que arrastra el Búnker de Hamburgo es pesada, pero un coloso de hormigón de 76.000 toneladas con muros de 2,5 metros de grosor no se puede demoler ni ignorar fácilmente.
La única torre antiaérea que ha sido completamente destruida es la del zoológico de Berlín, ya que las demás se encuentran en zonas densamente pobladas donde los explosivos implicados supondrían un riesgo demasiado grande, informa AFP.
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“La idea de elevar la altura del edificio con vegetación era añadir algo pacífico y positivo a este enorme bloque legado de la dictadura nazi”, explica a AFP Anita Engels, de la asociación de vecinos Hilldegarden, que ha apoyado el proyecto.
La asociación ha contribuido a este nuevo capítulo de la historia de la torre antiaérea de Hamburgo recogiendo testimonios de personas que vivieron en el búnker en tiempos de guerra, así como registros de los cientos de trabajadores forzados que lo construyeron.
Una exposición en la primera planta cuenta ahora toda la historia del edificio.
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