Munición guiada de precisión israelí probablemente mató a un grupo de niños que jugaban al futbolito en Gaza, dicen expertos en armamento
Ángela Reyes Haczek
(CNN) — La última vez que Mona Awda Talla vio a su hija Shahed con vida, salía de casa para ir a comprarle un pastel, con unos pantalones rosas. La niña de 10 años se detuvo a jugar al futbolito con sus amigos junto a la pastelería del campo de refugiados de Al-Maghazi, en Gaza. Momentos después, estaba muerta.
Desconsolada y sollozando, Awda Talla dijo que todavía no puede creer que su única hija nunca volverá a casa. Un video que muestra las secuelas del ataque que mató a Shahed la captó tendida en el suelo junto a sus amigos, y en él es imposible pasar por alto su pantalón rosa.
“Ya no está Shahed. Cada vez que venía, decía: ‘Mamá’. Yo le decía: ‘Mi alma, mi alma'”, contó Awda Talla a CNN. “Mi alma se ha ido”.
En las dos semanas transcurridas desde el ataque, las declaraciones del Ejército israelí han cambiado, pero no ha asumido la responsabilidad del ataque que acabó matando a Shahed y a otros 10 niños.
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Un análisis del lugar del ataque, documentado por un periodista independiente que trabaja para CNN en Gaza, ofrece una imagen muy distinta de la responsabilidad militar israelí. Tres expertos en municiones que revisaron los videos y las fotografías que mostraban los daños causados por el ataque y la metralla dejada tras él llegaron independientemente a la misma conclusión: que la matanza fue probablemente causada por una munición guiada de precisión desplegada por el ejército israelí.
Chris Cobb-Smith, oficial retirado del Ejército británico y experto en armamento, con experiencia en la investigación de municiones utilizadas por Israel en Gaza, declaró que, basándose en las imágenes disponibles de las secuelas, creía que el ataque había sido “absolutamente” causado por un misil de precisión disparado por un dron israelí.
“Sin duda es un misil ligero disparado por un UAV, por un avión no tripulado”, dijo Cobb-Smith. “Hay un cierto aspecto de este misil en particular que es muy evidente: es claramente una munición pequeña”, y tiene consecuencias devastadoras, añadió.
El misil cayó a pocos metros de Shahed y sus amigos en el futbolín. A esa distancia, su muerte era inevitable.
CNN documentó fragmentos de la munición recogidos en el lugar de los hechos por el tío de Shahed, entre ellos lo que parecía ser una parte de una placa de circuito. El ataque dejó un pequeño cráter en la carretera, y las imágenes del lugar mostraban los edificios circundantes llenos de pequeños agujeros, lo que, según los expertos en armamento, era indicativo de la fragmentación causada por un misil sofisticado.
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Chris Lincoln-Jones, militar británico retirado y experto en guerra con drones, declaró a CNN que la placa de circuitos descubierta en el lugar de los hechos era crucial para distinguir la munición. Los proyectiles de artillería tienen muy pocos componentes electrónicos, y una placa de circuitos sugiere que se desplegó un arma sofisticada y guiada con precisión.
N.R. Jenzen-Jones, especialista en municiones y director de la empresa de investigación Armament Research Services (ARES), declaró que los “restos sugieren claramente que se trata de una munición guiada, muy probablemente un misil guiado o una munición merodeadora”, pero añadió que no podía identificar de forma concluyente el tipo concreto de arma a partir de los fragmentos.
Cobb-Smith dijo que creía que “no había duda” de que se había utilizado una munición israelí en el ataque, y afirmó que los militantes palestinos “no tienen nada con este grado de sofisticación” en su arsenal.
El Ejército israelí vigila Gaza de forma casi constante y los expertos en armamento con los que habló CNN afirman que este tipo de munición no se dispararía sin evaluar primero la zona, lo que plantea interrogantes sobre cómo se tomó la decisión de llevar a cabo el ataque.
Cada vez se cuestiona más la cadena de mando del Ejército israelí, especialmente a la luz de una investigación de +972 Magazine y Local Call sobre el uso por parte del Ejército de inteligencia artificial para ayudar a evaluar y aprobar los objetivos de los bombardeos.
Respuesta cambiante del Ejército israelí
CNN ha presionado al Ejército israelí para obtener detalles sobre el ataque, que tuvo lugar el 16 de abril sobre las 3:40 pm hora local, según las pruebas de video.
Dos días después del ataque, en una respuesta a CNN que proporcionó la hora y las coordenadas del ataque, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dijeron que habían atacado un “objetivo terrorista” en Al-Maghazi, pero se negaron a proporcionar más detalles. Un portavoz de las FDI dijo que desconocían el número de víctimas, pero que el incidente estaba siendo revisado y que los militares estaban trabajando para localizar el ataque en sus registros.
Dos semanas después —y tres días después de que CNN compartiera su análisis del ataque en el que murieron los niños—, el Ejército israelí dijo que no tenía constancia de él.
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“El ataque en cuestión se llevó a cabo en un momento diferente al descrito en la consulta, y fue aprobado sobre la base de una indicación de inteligencia precisa”, dijo la declaración militar israelí, refiriéndose a la solicitud de respuesta de CNN. “Los daños colaterales descritos en la consulta no son conocidos por las FDI”.
Sin embargo, los periodistas palestinos que informaron en Al-Maghazi afirmaron que no hubo otros ataques aéreos ese día. Los metadatos de los videos grabados con dos iPhones diferentes inmediatamente después del ataque tenían una marca de tiempo de las 3:40 pm hora local, la hora que CNN proporcionó a las FDI.
El Ejército israelí se negó a aportar pruebas adicionales que respaldaran sus afirmaciones. También se negó a responder a preguntas sobre la naturaleza del objetivo o si había militantes muertos.
El impacto en los niños
Una semana después del ataque, los niños ya habían vuelto a jugar futbolito donde Shahed y otros niños fueron murieron.
Pero dijeron que seguían teniendo miedo.
“Cuando se produjo el ataque, yo iba a jugar al futbolito”, dijo Mahmoud Beha Abdel Lattif. “Cada vez antes de irme a dormir, pienso en lo que ha pasado aquí. No duermo bien, siempre tengo miedo de dormir”.
Sama, una de las amigas de Shahed, estaba con ella el día que la mataron. La salvó su sed.
“Fui a casa a beber agua y sucedió el ataque”, dijo Sama, que llevaba un collar de cuentas que le hizo Shahed. “La echo mucho de menos”.
Otros no tuvieron tanta suerte.
Durante casi 16 días, Ahmed Abu Jayyab, de 8 años, luchó por su vida en una cama del hospital de los Mártires de Al-Aqsa, con el cráneo fracturado y hemorragias cerebrales.
Murió el jueves por la mañana, convirtiéndose en el undécimo niño muerto por ese ataque.
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