Protestan en Venecia por el cobro de entrada a visitantes
Belén Liotti
Venecia, Italia (CNN) — El 25 de abril fue durante mucho tiempo un día histórico en Venecia: la fecha no es solo el día de la Liberación de Italia, sino también la fiesta del santo patrón de la ciudad, San Marcos.
Pero ahora Venecia obtendrá otra dosis de historia para conmemorar el 25 de abril, cuando la ciudad se convirtió en la primera del mundo en cobrar una tarifa de entrada a los visitantes.
Al comenzar el día hubo protestas con ciudadanos que agitaban pancartas y sostenían sus pasaportes enojados porque la ciudad fue colocada detrás de una barrera, como si fuera un parque temático o un museo. Las fotos muestran a la policía enfrentándose a algunos manifestantes.
El tan debatido contributo di accesso (se denomina “contribución de acceso” en lugar de boleto) comenzó a las 8 de la mañana de este jueves. El consejo municipal está ejecutando un proyecto piloto hasta mediados de julio para ver si puede hacer funcionar el sistema.
Venecia comienza a cobrar entrada a los turistas por un día
A partir del 25 de abril, los visitantes que solo vayan un día a Venecia deberán pagar una tasa de cinco euros en determinados días. Crédito: Marco Bertorello/AFP/Getty Images.
Cualquier persona que visite Venecia como turista por un día, excepto aquellos que viven en la región local del Véneto, debe pagar el cargo de 5 euros (US$ 5,40) si llega entre las 8 am y las 4 pm.
Los turistas que pasan la noche no tienen que pagar, ya que el impuesto por noche ya está añadido a sus facturas de alojamiento. Sin embargo, ellos también deberán registrar su presencia para solicitar una exención de la tasa. Básicamente, cualquier persona que ingrese a la ciudad en las fechas en que se cobra la tarifa debe llevar consigo un boleto o una exención. Las únicas excepciones son los residentes en Venecia y las personas que nacieron allí.
La gente se enfrenta a la policía mientras protestan contra la introducción de la tasa de registro para visitar la ciudad de Venecia. Crédito: Manuel Silvestri/Reuters.
Cientos de ciudadanos participaron en una protesta en Piazzale Roma, el punto de entrada por carretera a la ciudad, aunque no se tiene el número exacto de protestantes. Los manifestantes dicen que, en su mayor momento, el grupo era de 1.000 personas, mientras que las autoridades dijeron que solo asistieron 300.
Una protesta más pequeña tuvo lugar cerca de la estación principal de trenes y los venecianos se enfrentaron al alcalde que estaba concediendo entrevistas a varios equipos de televisión. Esa protesta terminó en un abrazo con el alcalde, según informes periodísticos que captaron el enfrentamiento.
Ruggero Tallon, uno de los principales organizadores de la protesta y portavoz del grupo de campaña contra No Grandi Navi, le dijo a CNN que el grupo había planeado erigir una pancarta que dijera “Welcome to Veniceland” y repartir “boletos” falsos a los turistas, pero fueron detenidos por la policía. En lugar de eso, marcharon hacia Campo Santa Margherita, una de las plazas principales de la ciudad.
“Nos rebelamos contra la idea del alcalde de una ciudad cerrada, una ciudad museo”, le dijo Tallon a CNN.
“Una multa no sirve de nada. No detiene el monocultivo del turismo. Esto no alivia la presión sobre Venecia. Es un impuesto medieval y va en contra de la libertad de circulación”.
Tallon expresó su preocupación de que el proyecto esté siendo gestionado por una empresa privada, que recibirá los datos de las personas, y sugirió que otras medidas tomadas por las autoridades, como la de intentar el regreso de los cruceros al canal y no restringir aún los Airbnb, se están sumando al problema.
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“Por un lado hacen esto y por el otro hacen todo lo posible para aumentar el número de turistas”, afirmó Tallon, quien calificó el turismo de masas como un “problema global”.
“La única manera (de avanzar) es repoblar la ciudad: tenemos 49.000 habitantes y hay más camas para turistas que para residentes”, afirmó. “Intentemos hacer posible que la gente viva aquí. Cada casa en la que se vive es una casa arrebatada al turismo”.
Elena Gastaldello, presidenta de Arci (asociación recreativa y cultural italiana) del Véneto, quien participó en la protesta, afirmó que el precio de la entrada no controlará el número de personas.
“El boleto no impondrá límites al acceso de los turistas a Venecia ya que no se ha establecido un número máximo de visitantes, pero transformará aún más la ciudad en un parque de diversiones”, dijo a CNN por teléfono.
“Esta medida no va acompañada de políticas concretas de desarrollo urbano, contención de alquileres y facilidad para encontrar vivienda. No resuelve ningún problema”.
Un portavoz de la oficina del alcalde dijo a CNN que 113.000 visitantes se registraron el primer día, y unos 80.000 lo hicieron con anticipación. De esa cifra, 15.700 –un poco más del 10%– pagaron su boleto.
De las excepciones, casi 40.000 eran huéspedes de hoteles y alrededor de 4.000 eran amigos o familiares de los residentes. Más de 20.000 viajeros y 13.000 estudiantes entraron a la ciudad. También se contaron los grupos escolares.
El consejo dijo que inspeccionaron las credenciales de casi 14.000 personas.
“Es ridículo”
Anteriormente, más de 100.000 personas llegaban a Venecia en algunos días festivos, lo que provocó escenas como esta en 2017. Crédito: Stefano Mazzola/Despertar/Getty Images.
El sistema de registro puso de relieve los problemas de vivienda de los residentes: solo el primer día se registraron 5.300 personas para entrar en la ciudad como propietarios de una segunda vivienda. Los residentes venecianos ahora son menos de 50.000, y decenas de miles han sido expulsados de la ciudad para dejar espacio a segundas residencias y Airbnbs.
Como preparación para el primer día, el consejo municipal pasó los últimos días instalando puntos de control fuera de las terminales de trenes y autobuses, con filas separadas para “residentes” y “turistas”. También, hay una caseta fuera de la estación de tren para que los recién llegados paguen la tarifa o registren una excepción. Se han contratado alrededor de 150 personas para verificar los documentos de las personas y brindarles asesoría.
La tarifa se cobrará por 29 días desde ahora hasta el 14 de julio. Después de eso, el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, dijo que revisarán cómo ha ido el proyecto piloto antes de decidir cómo continuar.
“Nadie nunca hizo nada para regular el turismo y creímos que era necesario hacer algo”, dijo en un comunicado el primer día del proyecto.
Muchos visitantes tendrán que atravesar nuevas barreras. Crédito: Marco Bertorello/AFP/Getty Images.
La tarifa resultó controversial entre los venecianos que temen que se corra el riesgo de convertir la ciudad en un parque temático y no les gusta la idea de tener que registrar a los visitantes.
Mientras algunos locales se preparaban para protestar por la introducción de la tarifa, los trenes llenos llegaban a la ciudad desde Milán y Roma.
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Los primeros turistas que se encontraron con los controles para entrar a la ciudad no parecían inmutarse.
“Creo que es algo bueno, no me disuadiría”, dijo Dominic Gagliano, un visitante habitual de Italia procedente de Scottsdale, Arizona, mientras bajaba de un tren en la estación de Santa Lucía.
“Fui a Cinque Terre el otoño pasado y fue simplemente imposible. Y acabamos de llegar de Verona. Estuve allí por última vez en 2015 y ha cambiado mucho. Creo que, si quieres venir a Venecia, vas a pagar 5 euros para estar aquí”.
Gagliano, que había reservado un Airbnb, dijo que el anfitrión había enviado el enlace para solicitar una exención. El proceso fue bastante sencillo, dijo, aparte de tener que llamar a un número italiano para obtener la confirmación. “No entiendo por qué no recibieron simplemente una confirmación por correo electrónico”, dijo.
Caroline Butler, de Wilmington, Carolina del Norte, también se mostró a favor de la medida.
“Fui a Florencia por quinta vez hace poco y tuve que salir, había mucha gente”, dijo. “Era como si fuera el mes de julio”.
Los canadienses Denise Gomes y Brian Johnson de Ottawa dijeron que habían estado al tanto de cuándo se introduciría la tarifa, ya que habían oído hablar de ello en las noticias en su país. Su hotel no les había informado.
“Estoy a favor de ello; supongo que ayudará a pagar la infraestructura que permitirá que otros vean Venecia”, dijo.
Para Johnson, es importante que los visitantes contribuyan a los destinos a los que viajan.
“La gente va a un crucero y no gasta ni un centavo, pero alguien tiene que pagar”, dijo.
“Siempre tratamos de inyectar dinero en la economía local”, dijo Gomes. “Es realmente importante”.
Los ciudadanos, sin embargo, se mostraron escépticos. Paolo Brandolisio, que fabrica remos y fórcoles (los famosos remos para góndolas de Venecia) le dijo a CNN que no cree que la tarifa ayude a la ciudad asediada por el exceso de turismo.
“No están poniendo un límite máximo de entrada y hoy 80.000 personas han reservado. Va a ser una pesadilla”, afirmó.
“¿Qué pasa si reservan 150.000 personas y las tienen que dejar entrar? Dicen que hay que respetar la libertad de las personas, pero que deben pagar. Es ridículo”.
Brandolisio sugirió incentivar a los visitantes a quedarse más tiempo, ofreciendo descuentos para estadías más largas en hoteles, por ejemplo, o simplemente limitando el número de visitantes. Dar prioridad a la vida de los locales es, en última instancia, más importante para preservar Venecia, añadió.
Achille Giacom, que durante la tarde realizó una protesta unipersonal frente a la estación de tren, dijo que le preocupaba la entrega de datos.
“Es una medida de control sobre la población”, dijo. “Los datos son sólo un recurso más. [La humanidad] agotó las reservas naturales y humanas del planeta, y ahora quiere nuestros datos”.
“Los italianos suelen ser los primeros en desobedecer, pero con esto es como si estuvieran hipnotizados”.
— Barbie Latza Nadeau en Roma contribuyó a esta historia.
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