¿Por qué Jerusalén es un punto clave en el conflicto entre Israel y los palestinos?
Sofía Barruti
(CNN Español) — Las tensiones entre Israel y los palestinos han existido desde antes de la fundación del Estado de Israel, en 1948. Miles de personas de ambos lados han muerto y muchas más han resultado heridas en un conflicto que tiene una larga historia.
Y mientras se recrudece la guerra entre Israel y Hamas, hay un punto clave que permanece: la centralidad de Jerusalén.
Tanto palestinos como israelíes la reclaman como su capital. Por un lado, los palestinos pretenden que Jerusalén Oriental sea la capital de su futuro Estado, mientras Israel ya asume que Jerusalén es su capital, a pesar de que gran parte de la comunidad internacional no lo reconoce.
El origen del conflicto en Jerusalén
Según lo establecido por las Naciones Unidas, Jerusalén es una entidad separada, sometida a un régimen internacional especial. Sin embargo, la Guerra Árabe-Israelí de 1948 dejó a Jerusalén dividida en dos: Jerusalén Oeste, bajo control de Israel, y Jerusalén Oriental, controlada por Jordania. Israel declaró toda Jerusalén como su capital, lo que terminó por desatar el conflicto.
Junio de 1967: Los estadistas israelíes David Ben-Gurion (1886-1973) y Yitzhak Rabin (1922-1995) dirigen a un grupo de soldados junto a la Cúpula de la Roca, en el Monte del Templo, durante un recorrido por la victoria tras la Guerra de los Seis Días, en el casco antiguo de Jerusalén, Israel. (Foto de Hulton Archive/Getty Images)
¿Quién vive en Jerusalén?
De las 950.00 personas que viven en Jerusalén, la ciudad tiene la mayor cantidad de población judía con 584.000 residentes, así como también la población árabe con 366.800 residentes.
Una población mucho más pequeña está conformada por cristianos árabes, que representan el 1%.
En lo que respecta a los palestinos, la gran mayoría reside en Jerusalén Oriental. Sin embargo, hay algunos barrios donde coexisten árabes y judíos. En su mayoría, los vecindarios están divididos.
El acceso a la mezquita de al-Aqsa
Uno de los puntos más controversiales en Jerusalén es la mezquita de al-Aqsa, también denominada Al Haram Al Sharif por la comunidad musulmana. Este templo es el tercer lugar más sagrado del islam y se encuentra junto al más sagrado para la comunidad judía, el Monte del Templo.
Según consigna la Enciclopedia Britannica, el Monte del Templo y el Muro Occidental (Muro de los Lamentos) adyacente fueron utilizados como lugar de peregrinación. Durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel ocupó Jerusalén Oriental y su Ciudad Vieja, que había sido parte de Jordania. Luego, Israel se anexó Jerusalén Oriental, pero la plaza quedó bajo la custodia de un fideicomiso islámico.
Posteriormente, la conflictividad escaló a raíz de las restricciones de acceso para los musulmanes, así como por las excavaciones israelíes y los consiguientes desalojos de palestinos, lo que aumentó aún más la alarma de estos últimos con respecto al que consideran su lugar más sagrado.
La ubicación de la mezquita al-Aqsa también es parte del problema: se encuentra en el sector oriental de Jerusalén, en la Ciudad Vieja, que según indica la comunidad internacional, está bajo ocupación israelí.
Mezquita de Al Aqsa de Jerusalén
De acuerdo con el statu quo, quien custodia el lugar es Jordania, pero Jerusalén Oriental está controlada por la policía israelí. Mairav Zonszein, analista sobre la situación Israel-Palestina del International Crisis Group, un grupo de reflexión con sede en Bruselas, afirmó que las incursiones israelíes en el recinto han aumentado desde la segunda Intifada palestina, en 2000.
De acuerdo a lo establecido de statu quo, quien custodia el lugar es Jordania, pero Jerusalén Este está controlado por la policía israelí. Mairav Zonszein, analista sobre la situación Israel-Palestina del International Crisis Group, un grupo de reflexión con sede en Bruselas, afirmó que las incursiones israelíes en el recinto han aumentado desde la segunda Intifada palestina, o levantamiento, en 2000.
El reconocimiento de Trump de Jerusalén como la capital de Israel
En 2017, el gobierno del entonces presidente Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel, recrudeciendo aún más la tensión.
En realidad, dicho anuncio pretendía formar parte de la ejecución de la promesa de campaña de Trump: trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, una medida apoyada y pedida por Israel, pero que los anteriores mandatarios estadounidenses no concretaron por el problema adicional que dicha determinación generaría en una región tan disputada por israelíes y palestinos.
Pese a las advertencias y la polémica que despertó la medida, EE.UU. reubicó su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, una decisión que supuso enfrentamientos y manifestaciones a lo largo de la frontera con Gaza. Hubo al menos 58 palestinos muertos y más de 2.700 heridos en medio de las protestas antes, durante y después de la ceremonia en Jerusalén, lo que lo convirtió en el día más mortífero allí desde la guerra de Gaza de 2014.
La tensión y la violencia escalaron mucho más este año, con el reciente ataque de Hamas. 1.400 personas murieron en los ataques terroristas de Hamas a Israel el 7 de octubre. Hasta el 16 de octubre, más de 2.700 personas han muerto en los ataques israelíes a Gaza, según el Ministerio de Salud palestino.
La disputa territorial sobre el dominio de Jerusalén continúa más vigente que nunca. En 1947 la Organización de las Naciones Unidas creó un plan para dividir el Mandato de Palestina en dos territorios, dejando a Jerusalén, la ciudad sagrada del judaísmo, el Islam y el cristianismo bajo control internacional. Sin embargo, esto nunca ocurrió y desde 1967 la ciudad es controlada por Israel.
Israel triunfó en esa guerra, y en el armisticio de 1949 amplió su superficie incorporando territorios en el norte y el sur que en la partición en la ONU estaban destinadas al Estado palestino.
Con información de Nadeen Ebrahim y Orien Liebermann
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