El FBI tiene el celular del asesino de Texas pero no sabe la contrasea
El FBI ya tiene en su poder el telefono celular de Devin Patrick Kelley, el presunto autor de la muerte de 26 personas en una iglesia de Texas, pero es incapaz de acceder a sus contenidos.
“Estamos trabajando muy duro, puede que sea mañana, o en una semana o en un mes”, ha asegurado este martes su responsable en la investigación en la localidad de Sutherland Springs (600 habitantes). No ha querido desvelar la marca del telefono “para no animar a la gente mala a comprarlo”.
Tras el ataque terrorista de San Bernardino, en diciembre de 2015, el FBI acudió a la justicia para exigir a Apple que le diera acceso al telefono del presunto asesino, despues de que el fabricante se negara; finalmente, el FBI dijo haberlo logrado por su cuenta.
En la conferencia de prensa de este mediodía en Texas, los investigadores han explicado tambien que Kelley usó un rifle semi-automático, y no han encontrado pruebas de que lo modificara para convertirlo en una ametralladora como sí hizo el autor de la matanza de octubre en Las Vegas.
Los investigadores federales están ahora analizando si ese arma (o las otras dos halladas en su vehículo) fue usado en otros tiroteos anteriormente. El FBI ha indicado que a el nunca antes lo habían investigado ni estaba en sus bases de datos.
Nadie más estuvo implicado en la matanza, según los investigadores, que pareció responder a un conflicto familiar vinculado a su ex suegra (que no estaba en la iglesia en el momento del tiroteo). El presunto asesino llegó al templo alrededor de las once de la mañana (la hora exacta no se conoce aún), entró y disparó, luego salió y disparó en un lado del edificio, y volvió a entrar a disparar. Cuando salió, fue confrontado por un ciudadano a tiros, y huyó en su coche para morir minutos despues de un disparo propio en la cabeza.
Murieron 26 personas (sin contar al tirador), y otras 10 se encuentran en estado crítico. En la congregación había medio centenar de personas, y casi todas, según los investigadores, resultaron heridos o muertos.
Según han indicado hoy, no hay motivos para creer que la matanza tuvo motivaciones políticas o religiosas. “No sabemos lo que estaba pensando, lo que estaba en su cabeza ni cuáles eran sus planes futuros”, señaló el oficial estatal al cargo de la investigación. En su opinión, Stephen Willeford, el ciudadano que se enfrentó a tiros al asesino, “es un heroe”.