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ANÁLISIS | La disputa de Polonia y Ucrania enfureció a muchos en Europa y fue un regalo para Putin

Ángela Reyes Haczek

(CNN) —  El apoyo de Europa a Ucrania se enfrentó esta semana a un inesperado revés cuando Polonia —hasta ahora el aliado más firme de Kyiv en el continente— pareció declarar que dejaría de enviar armas a su vecino.

La medida se produjo después de que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, criticara a Varsovia por seguir prohibiendo las importaciones de grano ucraniano, y es el último ejemplo de un comportamiento más confrontativo del gobierno polaco hacia Kyiv, justo antes de unas reñidas elecciones generales en el país.

El teatro político ha suscitado una serie de preguntas importantes, la más clave de ellas: ¿será este el momento en que la firme resolución de Europa contra la invasión a gran escala de Rusia se resquebraje?

¿Cómo es posible que una disputa sobre la importación de cereales se haya convertido en una crisis diplomática? En mayo, la Unión Europea prohibió temporalmente las importaciones de grano de Ucrania para evitar un cuello de botella de grano barato que podría perjudicar a los agricultores de Polonia, Hungría y Eslovaquia. La UE suspendió la prohibición la semana pasada, lo que enfureció a esos países, que prometieron mantener las restricciones, y a su vez desencadenó protestas en Polonia.

Polonia está a unas semanas de las elecciones nacionales del 15 de octubre, en las que se espera que el partido gobernante Ley y Justicia (PiS) sufra pérdidas. Cualquiera que siga la política europea le dirá que la agricultura es increíblemente importante. Los agricultores son agentes políticos motivados y los ciudadanos tienden a preocuparse por la seguridad alimentaria, a veces de forma desproporcionada e irracional. Y el PiS necesitará los votos rurales para mantenerse en el poder.

Por lo tanto, tiene sentido que el Gobierno polaco quiera hacer un gesto nacionalista que acapare titulares. Sin embargo, esta polémica relativamente marginal se descontroló el martes, cuando Zelensky declaró ante la Asamblea General de la ONU: “Es alarmante ver cómo algunos en Europa, algunos de nuestros amigos en Europa, interpretan la solidaridad en un teatro político, haciendo un thriller del grano”.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, fotografiado el 8 de septiembre de 2023, pareció declarar que Polonia dejaría de enviar armas a Ucrania. (Crédito: Wojtek Jargilo/EPA-EFE/Shutterstock)

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, respondió al día siguiente en las redes sociales: “Ya no transferimos armas a Ucrania porque ahora estamos armando a Polonia”.

Desde entonces, Polonia se ha retractado de esos comentarios, prometiendo que seguirá enviando armas que ya se había comprometido a proporcionar. El presidente polaco, Andrzej Duda, ha dicho que las palabras de su primer ministro fueron “interpretadas de la peor manera posible”.

Si Ucrania se adhiriera tal y como están las cosas, muchos de los fondos que actualmente se destinan a los Estados miembros en forma de subvenciones —incluidas las agrícolas— irían a parar a Ucrania. Intenta venderle eso a los agriculturoes polacos.

Las actuales estructuras de la UE también darían a su nuevo miembro una enorme influencia en las instituciones, es decir, el parlamento y el consejo de los estados miembros.

En lo que respecta a la OTAN, hay miembros de la alianza a los que no les gusta la idea de que un país literalmente en guerra tenga acceso al mecanismo del artículo 5, el desencadenante del “todos para uno y uno para todos” que impulsa a los aliados a apoyarse mutuamente.

Para ser una alianza militar, a muchos de los países de la OTAN no les gusta especialmente gastar dinero en defensa para sí mismos, y mucho menos entre ellos.

La rabieta armamentística de Polonia permite a los países que se sienten presionados —sobre todo por Polonia— para apoyar a Ucrania oponerse legítimamente a que Occidente preste tanto apoyo a un país que ni siquiera forma parte de la alianza.

Cómo se beneficia Putin

La última razón por la que las autoridades europeas están furiosas con los acontecimientos de esta semana es que suponen un golpe propagandístico para el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, al ser preguntado por la polémica, la aprovechó para decir que “hay ciertas tensiones entre Varsovia y Kyiv. Prevemos que estas tensiones aumentarán”.

La guerra de desinformación de Rusia es descrita a menudo por los diplomáticos como un juego de suma cero: lo que es malo para Occidente es bueno para Rusia. Las disputas públicas entre Occidente facilitan la afirmación de que Occidente está dividido, y un Occidente dividido es sin duda algo bueno para el Kremlin.

Radina Gigova y Anna Chernova, de CNN, han contribuido a este artículo.

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