Atormentados por la muerte de sus colegas: los periodistas que arriesgan su vida para informar sobre Gaza
Alexandra Ferguson
(CNN) — “Quien se quede hasta el final, contará la historia. Hicimos lo que pudimos. Recuérdennos”.
El Dr. Mahmoud Abu Nujaila dejó escritas estas palabras de despedida con tinta azul en una pizarra del hospital Al-Awda, en Jabalya, el 20 de octubre, según informó Médicos Sin Fronteras.
Cuando Israel lanzó su ofensiva militar en Gaza tras los ataques del 7 de octubre dirigidos por Hamas, muchos periodistas locales se quedaron, arriesgando sus vidas para contar las historias de su pueblo. Tras más de 200 días de combates, los bombardeos israelíes han reducido los barrios a escombros. Las familias han quedado destrozadas por las muertes y los desplazamientos forzosos; se cierne sobre ellas la amenaza de la inanición. Al mismo tiempo, 129 de los más de 250 rehenes secuestrados a Israel por Hamas permanecen cautivos en el territorio, de los cuales se cree que al menos 34 han muerto.
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Atrapados en Gaza junto a sus compatriotas, los reporteros palestinos se han convertido en los ojos y oídos de quienes sufren bajo la sombra de la guerra. Y como la mayoría de los medios de comunicación extranjeros no pueden entrar, son sus fotos, imágenes y reportajes, a menudo recogidos con gran riesgo personal, los que han mostrado al mundo lo que está ocurriendo.
Al menos 97 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación han sido asesinados desde octubre, 92 de ellos palestinos, según datos del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). Se trata del periodo más letal para los periodistas desde 1992, cuando el CPJ comenzó a recopilar datos. Los periodistas de Gaza declararon a CNN que están atormentados por la muerte de sus colegas, mientras equilibran el trabajo emocional de cubrir la guerra con el intento de proteger a sus familias.
Los reporteros desplazados que trabajan en tiendas improvisadas corren el riesgo de exponerse a los ataques israelíes. Algunos dicen que se vieron obligados a huir de sus hogares sin equipo ni protección, y que en su lugar dependen de los teléfonos celulares para mostrar al mundo lo que está sucediendo. Otros deben desplazarse a zonas más elevadas para subir imágenes, en un esfuerzo por eludir los cortes de electricidad y las interrupciones de las comunicaciones mientras persisten los bombardeos israelíes.
Las imágenes del jefe de la oficina de Al-Jazeera en Gaza, Wael Al-Dahdouh, temblando de dolor tras la muerte de 12 miembros de su familia en un ataque israelí en el centro de Gaza el pasado octubre, se convirtieron en un símbolo de la difícil situación de los periodistas en la zona.
“Cubrimos la guerra de Gaza porque es nuestro deber periodístico. Se nos ha encomendado”, declaró Mariam Abu Dagga, de 31 años, fotoperiodista del Independent Arabic desplazada a la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza. “Desafiamos a la ocupación israelí. Desafiamos las difíciles circunstancias y la realidad de esta guerra, una guerra genocida”.
El jefe de la oficina de Al Jazeera en Gaza, Wael Al-Dahdouh (centro), abraza a su hija durante el funeral de su hijo, Hamza Al-Dahdouh, reportero muerto en un ataque israelí en el sur de Gaza, el 7 de enero. Crédito: AFP/Getty Images
Los organismos de derechos humanos han pedido reiteradamente la protección de los periodistas en el enclave. En febrero, expertos de la ONU advirtieron que “los ataques selectivos y los asesinatos de periodistas son crímenes de guerra”.
Reporteros sin Fronteras publicó este viernes, con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, su clasificación anual de la libertad de prensa, y advirtió que el año pasado se caracterizó por “una clara falta de voluntad política por parte de la comunidad internacional para hacer cumplir los principios de protección de los periodistas”. Desde octubre, la guerra de Gaza ha sido escenario de “un número récord de violaciones contra periodistas y medios de comunicación”, según el informe. Palestina, término que utiliza la organización para referirse a los territorios palestinos, y que ocupa el puesto 157 de los 180 países y territorios analizados, es la región más mortífera para los periodistas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no respondieron a las preguntas de CNN sobre las denuncias formuladas por varios periodistas acerca de las amenazas a la seguridad de los reporteros que trabajan en Gaza.
Las FDI dijeron a CNN que no podían hacer comentarios sobre las denuncias de ataques selectivos sin coordenadas geográficas y la hora concreta, pero facilitaron a CNN una declaración que han utilizado a menudo durante la guerra en Gaza. CNN facilitó los nombres, lugares y fechas de los ataques en cuestión.
“En respuesta a los bárbaros ataques de Hamas, las FDI están operando para desmantelar las capacidades militares y administrativas de Hamas”, dijeron las FDI en un comunicado. “En marcado contraste con los ataques intencionados de Hamas contra hombres, mujeres y niños israelíes, las FDI se atienen al derecho internacional y toman las precauciones factibles para mitigar los daños a civiles, incluidos los periodistas. Las FDI nunca han atacado ni atacarán deliberadamente a periodistas. Dados los continuos intercambios de disparos, permanecer en una zona de combate activo conlleva riesgos inherentes. Las FDI seguirán contrarrestando las amenazas mientras persisten en mitigar los daños a los civiles”, añade el comunicado.
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Israel lanzó un ataque militar contra Gaza el 7 de octubre, después de que el grupo extremista Hamas, que gobierna Gaza, matara al menos a 1.200 personas en Israel y secuestrara a más de 250 personas.
Desde entonces, los ataques israelíes en Gaza han matado a más de 34.600 palestinos y herido a más de 77.800 personas hasta el 1 de mayo, según el Ministerio de Sanidad de la zona. De los muertos, aproximadamente siete de cada 10 son mujeres y niños, según el Ministerio. CNN no puede confirmar las cifras de forma independiente debido a la falta de acceso de los medios de comunicación internacionales.
“Cada vez que un periodista es atacado, nos preguntamos a quién de nosotros le tocará serlo mañana”, ha declarado Abu Dagga. “No tenemos cobertura ni seguridad”.
La guerra es lo único que me separa de mi hijo
Desde octubre, Abu Dagga pasa todos los días en Gaza preguntándose si será el último. Aun así, no se marcha, a pesar de haber tomado la desgarradora decisión de enviar a su hijo de 12 años a vivir con su padre en Emiratos Árabes Unidos. “La guerra es lo único que me separa de mi hijo”, declaró a CNN.
Abu Dagga afirma que lo envió lejos por su seguridad tras documentar la muerte de niños víctimas de los bombardeos israelíes. Hasta el 30 de abril, los ataques israelíes en Gaza habían matado a más de 14.100 niños, según el Ministerio de Sanidad.
Mariam Abu Dagga camina por una calle destruida de Khan Younis, en el sur de Gaza, el 8 de abril. Crédito: Mariam Abu Dagga
Los trabajadores de los medios de comunicación palestinos proporcionan una ventana crítica a los horrores de la ofensiva israelí en Gaza. Los pocos periodistas extranjeros a los que se ha permitido entrar en el enclave han colaborado principalmente con las FDI y han tenido que someter sus imágenes a una revisión de seguridad por parte de los militares, aunque manteniendo el control editorial. Tanto Israel como Egipto, que controlan las fronteras de Gaza, se han negado hasta ahora a permitir el acceso sin restricciones de periodistas internacionales al enclave, alegando que no pueden garantizar su seguridad.
Abu Dagga dice que sus padres, en el norte de Gaza, se preocupan por su supervivencia cuando sale a trabajar, tras oír hablar de los muchos colegas que ha perdido durante la guerra.
Otros han sido evacuados, afrontando la angustia de dejar atrás a sus familiares, mientras siguen trabajando para contar la historia de Gaza.
Tras casi siete meses de guerra, Abu Dagga declaró a CNN que ella también quiere marcharse. “No tenemos ningún lugar donde vivir”, afirmó. “Hemos sido objeto de repetidos bombardeos y seguimos siendo blanco de ataques”.
Poco tiempo para llorar
Al igual que Abu Dagga, el fotoperiodista local Mohammad Ahmed se debate entre la vida y la muerte.
La metralla le atravesó la pierna tras un ataque israelí contra un edificio en Jabalya, en el norte de Gaza, el 17 de diciembre, recuerda Ahmed. Nubes de polvo llenaban el aire, mientras la gente gritaba frenéticamente.
El fotoperiodista de la emisora estatal turca TRT contó a CNN que había estado viajando por el barrio, tras ser desplazado del campo de refugiados local. Su chaleco protector de prensa absorbió un impacto en el estómago, según él. Pero los médicos no pudieron extraer la metralla alojada en la parte superior de su muslo derecho.
“Empecé a gritar que me habían herido. Nadie podía oírme”, dice Ahmed. “Vi a gente tendida en la calle… había partes de cadáveres esparcidos por todas partes”.
El padre de tres dice que le atormenta documentar repetidamente escenas de guerra, ya sean niños pidiendo ayuda bajo los escombros o palestinos heridos que inundan un hospital tras un ataque israelí. A veces, dice, debe dejar de filmar y dar rienda suelta a sus emociones.
“Yo también soy humano”, dice Ahmed. “Paraba de filmar e intentaba encontrar un lugar solitario para llorar… Estas escenas nos afectan enormemente porque son nuestra gente, y son humanos, y son como nuestros hijos”.
Aún no conoce a su hijo de dos meses, Adnan. Su esposa, entonces embarazada, y sus dos hijas huyeron primero a Rafah y luego a Egipto en noviembre. Sus padres y hermanos se han desplazado por todo el enclave, dice. Pero hay poco tiempo para lamentarse por lo que se ha perdido.
“Dada la naturaleza de mi trabajo, sabía que no estaría disponible junto a mi familia durante la guerra… Estaba seguro de que esta guerra iba a ser más grande que todos nosotros”, afirma.
Decir adiós
Para otros, el riesgo de perder a su familia les obligó a abandonar Gaza.
Ibrahim Dahman y su joven familia tuvieron que desplazarse varias veces a medida que se intensificaban los bombardeos en torno a su hogar en Sheikh Radwan, al norte de Wadi Gaza. El productor de CNN condujo desesperadamente hacia el sur junto con su esposa embarazada, Rasha, y sus dos hijos, Zeid, que ahora tiene 11 años, y Khalil, de 7, bajo el eco lejano de la campaña aérea de Israel.
“Era una carga enorme para mí”, declaró Dahman, de 36 años, a CNN el mes pasado.
La familia Dahman visita las pirámides de Giza, en Egipto, el 29 de diciembre. Crédito: Ibrahim Dahman/CNN
En noviembre, él y su familia fueron evacuados a El Cairo, en el vecino Egipto. “Cuando oímos el ruido de aviones civiles en El Cairo, entramos en pánico”, explica. “Me vi obligado a marcharme para proteger a mis hijos y a mi mujer. Dejamos al resto de mi familia en Gaza, que sigue sufriendo cada día”.
Mientras Dahman sigue documentando la guerra para CNN, más de 40 parientes de las familias de su madre y su padre han muerto por los ataques israelíes. Su departamento en Sheikh Radwan ha quedado reducido a escombros, borrando recuerdos preciosos, incluidas fotografías de sus abuelos y regalos de amigos.
“Lo que me motiva a cubrir la guerra en Gaza es que nací en Gaza. Soy hijo de Gaza. Viví allí, estudié allí y trabajé en Gaza durante años”, declaró a CNN.
Pérdida inmensa
Los periodistas supervivientes declararon a CNN que están decididos a honrar el legado de sus colegas asesinados. El redactor jefe del sitio web de noticias Al-Khamsa, Saeed Al-Taweel, murió en un ataque aéreo israelí el 10 de octubre, en el oeste de la Ciudad de Gaza, según la agencia de noticias palestina Wafa. Un colega que se había refugiado con Al-Taweel la noche en que murió, Alaa Abu Mohsen, dijo que Al-Taweel había ido a filmar la torre Hajja en Gaza cuando fue alcanzada por un ataque.
“Fui a buscar a Saeed y estaba tendido en el suelo, en el cruce que conecta Phoenix con Hajja… Después llevé su cuerpo a su familia en Rafah”, explicó Mohsen.
Un grupo de personas en una azotea observa cómo se elevan el fuego y el humo de un ataque israelí sobre un edificio de la Ciudad de Gaza, el 7 de octubre. Crédito: Mahmud Hams/AFP/Getty Images
Al-Taweel era famoso entre los palestinos de Gaza por su programa matinal “Akhabr ‘Arrei”, que significa “noticias con el estómago vacío”, según Saba Al-Jaafrawi, de 32 años, periodista y amiga íntima. Ella lo describió como una “persona amable y generosa que tomaba la iniciativa de hacer las obras de Dios y ayudar a la gente necesitada”.
“Solíamos ir a trabajar temprano por la mañana y oír a la gente hablar de su programa matinal de noticias… Se oía a la gente decir: ‘Saeed escribió’ y ‘Saeed dijo'”, dijo Al-Jaafrawi a CNN. “Perder a Saeed fue una inmensa pérdida tanto a nivel periodístico como social”.
La suerte de al menos otros dos periodistas palestinos sigue siendo desconocida, según el CPJ.
No se sabe nada de Nidal al-Wahidi, fotoperiodista de 31 años, desde que fue detenido por las fuerzas israelíes junto con su compañero Haitham Abdelwahed, fotoperiodista de 25 años, mientras informaba sobre los ataques del 7 de octubre dirigidos por Hamas contra el sur de Israel, según un informe de Amnistía Internacional de diciembre y el testimonio de su primo facilitado a CNN. Las autoridades israelíes se han negado a revelar su paradero o los motivos legales de su detención, manifestó Amnistía, añadiendo que se desconoce si están vivos o muertos.
Al-Wahidi se había desplazado al puesto de control de Erez/Beit Hanoun para filmar los ataques, según Amnistía Internacional. Importantes organizaciones internacionales de noticias, como Getty Images, compraron sus fotos.
CNN pidió a las FDI que revelaran el paradero de Al-Wahidi y Abdelwahed, los motivos de su detención y su estado actual. Las FDI no respondieron.
Dolientes portan los cuerpos de los periodistas palestinos Mohammed Soboh y Saeed Al-Taweel, muertos cuando un misil israelí alcanzó un edificio mientras informaban, en la Ciudad de Gaza, el 10 de octubre. Crédito: Arafat Barbakh/Reuters
El primo de Al-Wahidi, Fadi Wael Abdel Karim Al-Wahidi, que también es periodista y sigue trabajando en Gaza, dijo que la familia había identificado a Nidal basándose en fotos publicadas por las FDI de personas detenidas el 7 de octubre.
“Así que volvimos a la Cruz Roja y les dijimos: ‘Esta es una foto de Nidal, y su familia lo reconoció'”, dijo Fadi a CNN. Según Fadi, la Cruz Roja les dijo que las FDI no habían proporcionado información sobre las personas detenidas el 7 de octubre.
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CNN se puso en contacto con las FDI en relación con las acusaciones de Fadi.
Fadi, de 24 años, describió a Nidal como una “figura familiar” que era “muy amable”. Había trabajado junto a su primo, dijo, recordando que Nidal estaba dedicado a su trabajo y sabía que “el tiempo para reír era para reír, y el tiempo para trabajar era para trabajar”.
En declaraciones a CNN, Fadi tenía un mensaje para su primo. “Juro por Dios que lo extrañamos. Lo extrañamos mucho. No solo yo, sino toda mi familia espera que Nidal vuelva porque le tenemos mucho cariño. Esperamos que Dios nos lo devuelva sano y salvo”.
Tanto si informan desde el interior del enclave, como desde cualquier otro lugar, los periodistas palestinos dijeron a CNN que no podían apartar la vista de los horrores que se desarrollan en Gaza.
En lugar de ello, hacen lo que Nujaila, el médico del hospital de Al-Awda, pidió al comienzo de la guerra: contar las historias de los palestinos asediados dentro del territorio para que no caigan en el olvido.
— Zeena Saifi de CNN contribuyó con este reportaje.
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