En el Día de la Tierra, 5 consejos para reducir la huella de carbono de tu alimentación (sin tener que dejar los asados)
Ángela Reyes Haczek
(CNN Español) — Sí, eres consciente de que la carne de res es el alimento más dañino para el clima. Pero no, no está en tus planes abandonar los asados o parrilladas con la familia y los amigos. Eso no significa que no estés dispuesto a tomar otras medidas para reducir la huella de carbono de tu alimentación. ¿Pero cuáles? Te damos 5 consejos.
Primero, algunos datos: el 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero proviene de los alimentos, según la FAO, entre otras organizaciones. Y tan solo la ganadería es responsable del 14,5% de las emisiones. La carne de res es el alimento que más gases de este tipo produce, según un informe del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales. En segundo lugar, y si tomamos en cuenta el CO2 que se emite por kg. consumido, le sigue otro rumiante: el cordero.
1 de 10 | La carne es ampliamente reconocida como el alimento más dañino para el clima. Un nuevo estudio sobre comida y contaminación por calentamiento global en Estados Unidos publicado por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales afirma que cada kilogramo de carne produce 26,5 kilogramos de emisiones de dióxido de carbono (CO2), la cantidad más alta de toda la investigación, que es cinco veces mayor a la del pollo y el pavo. La agricultura animal es responsable del 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Mira a través de esta galería para ver más alimentos que son perjudiciales para el medio ambiente. 2 de 10 | Otro rumiante, el cordero, está en el segundo lugar de la lista de los 10 alimentos que más daño le hacen al medio ambiente, lo que confirma que la carne roja es de las comidas que más recursos utilizan y, por ende, de las más nocivas para el clima. Por cada kilo consumido de cordero, se emiten 22,9 kilos de CO2 a la atmósfera, según el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales. 3 de 10 | Un poco más lejos, pero igualmente nociva para el medio ambiente, aparece la mantequilla: cada kilogramo de mantequilla equivale a 12 kilogramos de dióxido de carbono, casi la mitad de los que produce la carne de res. La mantequilla es el producto lácteo más perjudicial para el clima porque su preparación implica muchos pasos que consumen muchísima energía. 4 de 10 | Cada kilo de mariscos le puede costar al medio ambiente 11,7 kilos de CO2, según la investigación hecha en Estados Unidos por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, una organización ambiental internacional sin ánimo de lucro, fundada en 1970. Según el Consejo, los estadounidenses han venido reduciendo el consumo de mariscos desde el 2005. 5 de 10 | Otro producto lácteo, el queso, aparece en el quinto lugar de los 10 alimentos más dañinos para el medio ambiente, con 9,8 kilos de emisiones de CO2 por cada kilo producido. Y la cosa empeora cuando los quesos requieren refrigeración para ser transportados y llevados por vía aérea a otros países, lo que tiene impactos mayores para el clima. 6 de 10 | En la lista de los 10 alimentos que más daño le hacen al clima hay un vegetal: el espárrago. Por cada kilo de espárrago que se produce se emiten 8,9 kilos de CO2. La razón está, sobre todo, en las millas aéreas. Casi todo el espárrago que se consume en Estados Unidos viene de América Latina, lo que significa que para llegar al plato de la mesa se han hecho gigantescas emisiones de gases de efecto invernadero. 7 de 10 | Cada kilo de cerdo que se produce libera 7,9 kilos de dióxido de carbono, según el estudio del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, que analizó 197 productos alimenticios. Otra carne más en la lista. 8 de 10 | Otro alimento que pertenece a la cadena de suministro del ganado vacuno y los lácteos: la ternera. Sin embargo, tiene un impacto menor que la carne de res, porque los terneros son sacrificados cuando son muy jóvenes, normalmente cuando tienen 20 semanas, frente a los 18 meses que en promedio se espera para matar una vaca. Cada kilo de ternera produce 7,8 kilos de CO2. 9 de 10 | Aunque comer menos pollo es uno de los factores que más ha permitido reducir las emisiones per cápita de gases de efecto invernadero relacionadas con la comida en Estados Unidos, los productos avícolas siguen en el top 10 de los más perjudiciales para el clima, con alrededor de 5 kilogramos de CO2 por cada kilogramo producido de ese alimento. 10 de 10 | Y cerrando la lista aparece el pavo, que tiene la misma huella de carbono que el pollo, con cerca de 5 kilos de CO2 por cada kilo producido.
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En términos generales, los productos de origen animal son más contaminantes que los vegetales. Por ello se multiplican los llamados a adoptar dietas vegetarianas o veganas como opciones más amigables con el clima. Pero si prefieres seguir disfrutando de una hamburguesa de vez en cuando, estas son algunas medidas que pueden ayudar:
Elegir otros tipos de carne (o reducir las porciones)
Si no quieres abandonar por completo la carne, los expertos plantean una dieta alternativa: la flexitariana. ¿Qué implica? Mantener cantidades pequeñas de carne roja y de aves de corral, pescado, leche y huevos, apostando además a comer muchas frutas, verduras y proteínas de origen vegetal.
Una dieta de este tipo podría ahorrarle al planeta el equivalente a 5,13 gigatoneladas de dióxido de carbono al año, según un análisis de Carbon Brief de datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC).
Y aquí hay un detalle que es importante: no todas las carnes generan la misma huella de carbono. El pollo y el pavo, por ejemplo, también están en el ranking de los 10 alimentos más perjudiciales para el clima, pero con un impacto significativamente menor al de la carne de res y el cordero. De hecho, según la Universidad de Michigan, las emisiones de gases de efecto invernadero de la carne vacuna son 7,2 veces mayores por kilogramo a las del pollo, por ejemplo.
Consumir menos lácteos
No es solo la carne: productos lácteos como la mantequilla y el queso también están entre los más dañinos por la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten para su producción. Por lo tanto, reducir su consumo puede tener un impacto positivo en la huella de carbono.
¿Qué pasa con la leche? Las emisiones de la leche de origen animal son más del doble que las de alternativas de origen vegetal como la leche de arroz, soja, avena o almendras, según el sitio especializado Carbon Brief. De todas estas alternativas, la de almendras es la que emite menos gases.
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La popularidad de los productos sustitutos de los lácteos está creciendo, aunque sigue siendo ínfima en comparación con los de fuentes animales. Según la firma de investigación de mercado Euromonitor, las ventas minoristas de la industria de los lácteos con base de plantas se estimaron en US$ 18.000 millones en 2020, aproximadamente el 3% de la industria láctea mundial. Y hasta gigantes en el mundo de la alimentación como Nestlé le apuestan ahora a estas alternativas.
Que nada termine en el bote de basura: evitar el desperdicio
La pérdida y el desperdicio de alimentos son responsables del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según la FAO. Por supuesto que esto sucede en distintos puntos de la cadena, desde que se producen los alimentos hasta que están cocinados en la mesa. Sin embargo, hay medidas que podemos tomar para reducir el desperdicio del que somos directamente responsables.
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La primera de ellas es planificar las comidas para comprar únicamente lo que necesitamos (por cierto, esto también es bueno para el bolsillo). Almacenar correctamente los alimentos y utilizar las sobras también nos ayuda a que nada termine en el bote de la basura de manera innecesaria. Y otro tip de la FAO: elegir «frutas y hortalizas feas». «No juzgue los alimentos por su apariencia. A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas magulladas o con formas extrañas porque incumplen unas normas cosméticas arbitrarias. No se preocupe… el sabor es el mismo. Utilice la fruta madura para preparar batidos, zumos y postres», explica la organización.
No elegir alimentos que viajan por avión
Uno de los consejos que probablemente has escuchado es elegir productos locales, ya que de esa manera se evitan las emisiones derivadas del transporte de los alimentos. ¿Hasta qué punto son significativas estas emisiones? Según Our World in Data, no tanto como podemos imaginarnos. En promedio, las emisiones del transporte solo representan el 6% de la huella de carbono de los alimentos. «En la mayoría de los productos alimenticios, representa menos del 10%, y es mucho menor en el caso de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. En el caso de la carne vacuna es del 0,5%», dice la organización. Y por eso insiste en que es mejor concentrarnos en qué se come y no tanto en de dónde proviene.
Sin embargo, hay una excepción: los alimentos que viajan por avión. El transporte por aire emite 50 veces más gases de efecto invernadero que el acuático, según Our World in Data, y por eso sí aconseja que los evites en la medida de lo posible. Es difícil identificarlos, porque muchas veces no se indica en las etiquetas cómo fueron transportados. En general son alimentos que vienen de lejos y duran muy poco, porque de lo contrario se transportarían vía marítima. Según el portal, en la categoría suelen entrar los espárragos (que, de hecho, están catalogados como uno de los alimentos más dañinos para el clima en Estados Unidos), las judías verdes y las bayas. Una buena noticia: ¡no están los aguacates en esa categoría!
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Cuidar lo que haces antes y después de comer
¿Cuántos plásticos de un solo uso utilizas (valga la redundacia) y descartas en el día a día cuando compras y transportas comida? En general asociamos el impacto ambiental del plástico a los residuos que terminan en el fondo de los océanos. Sin embargo, el plástico de un solo uso también tiene una huella de carbono: según estimaciones todo el ciclo de vida de estos materiales representó cerca del 1,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2019. Y, si la producción sigue creciendo así, podrían ser responsables de entre el 5% y el 10% de las emisiones anuales de estos gases para 2050. Por eso poner cuidado en el plástico de un solo uso que usamos también es importante.
¿Y qué pasa después de comer?
La descomposición de los residuos orgánicos en vertederos o rellenos sanitarios emite gases de efecto invernadero. Para tener una referencia: según información de la OMS, por ejemplo, el metano que se libera por esta descomposición representa cerca del 3% de las emisiones en la Unión Europea.
Por eso, reciclar los residuos orgánicos que desechas a través del compostaje reduce la huella de carbono de los alimentos. Esta práctica que puedes realizar en tu hogar tiene además otros beneficios: te permite obtener un fertilizante natural de calidad para tus plantas y devuelve nutrientes a la tierra.
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Y para terminar: cómo calcular tu huella de carbono
La alimentación representa entre el 10 y el 30% de la huella de carbono de un hogar, informa la Universidad de Michigan.
Existen herramientas que te permiten calcular el impacto de tu dieta con base en qué alimentos consumes y qué cantidad de cada uno en promedio. Aquí, por ejemplo, puedes consultar la calculadora que pone a disposición la organización The Nature Conservancy. Además de la huella de carbono de las comidas, podrás calcular también el impacto de tus viajes y compras, entre otras.
Nota del editor: este artículo fue publicado originalmente en 2021.
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