¿Qué implicaría para México tener su primera presidenta y en qué se diferencian Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez?
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(CNN Español) — A menos de dos meses de las más grandes elecciones en la historia del México, que se realizarán el 2 de junio, crece la expectación ante la contienda entre dos mujeres, la oficialista Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez, las dos candidatas que hasta ahora encabezan las encuestas. Especialistas consultadas por CNN aseguraron que es “una gran noticia” que el país se encamine a tener una mujer presidenta y detallaron que cada una de ellas cuenta con diferentes historias y su mandato sería igualmente distinto.
“Estamos seguros de que tendremos una mujer presidenta por primera vez y eso es importante por toda la carga simbólica que implica en un país donde la violencia de género no se ha reducido, lamentablemente”, dijo la analista política Palmira Tapia. “En términos de discurso y de mensaje es muy poderoso para las generaciones más jóvenes”, agregó.
Por su parte, Mariana Linares Cruz, cofundadora de Aúna, plataforma que impulsa nuevas representaciones políticas con liderazgos de mujeres, coincidió en lo positivo de ver a una candidata mujer que tenga sus derechos políticos asegurados, en cuanto a la representatividad para el resto de las mujeres.
Sheinbaum, candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, que integran los partidos Morena, del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM), lidera las encuestas.
Gálvez encabeza la coalición Fuerza y Corazón por México, que está formada por los partidos Acción Nacional (PAN), el Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD) y ocupa el segundo puesto en los sondeos.
El tercer lugar en las encuestas lo ocupa Jorge Álvarez Máynez, del partido Movimiento Ciudadano (MC).
En busca de representatividad
Aunque las dos expertas coincidieron en lo positivo simbólicamente en las altas probabilidades de que una mujer esté al frente de la presidencia de México, Linares Cruz dijo que esto también representa “poquísimo”.
“Es poquísimo importante porque a nivel de representatividad no necesariamente nos representan esas dos mujeres”, dijo.
“Cuerpo de mujer no necesariamente significa mente de mujer”, añadió.
Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez (Crédito: Getty Images)
Aunque consideró que las agendas de las mujeres son de por sí distintas a las de los hombres “simplemente porque hay un cuerpo que portan y que las atraviesa”, destacó que la función de la sociedad civil debe ser no solo acompañarlas, sino asegurarse de que desarrollan una agenda para las mujeres.
En México las mujeres pudieron votar por primera vez en unas elecciones federales en 1955, una fecha tardía con respecto a otros países de la región, como Brasil, en 1932, o en Argentina, donde sufragaron por primera vez a nivel nacional en 1951.
En 1993 se introdujeron por primera vez cuotas de género en la legislación electoral mexicana como una sugerencia, según recoge el Instituto Nacional Electoral (INE).
El principio de paridad fue incorporado a la Constitución mexicana en 2014, cuyo artículo 41 establece que los partidos deben postular paritariamente sus candidaturas para los Congresos federal y locales. En las elecciones de 2018, se lograron cifras paritarias en ambas cámaras del Congreso.
Y con la elección de una mujer presidenta, consideró Tapia, “se cierra un ciclo de reformas que han venido procurando la participación de las mujeres en el ámbito político”.
Las trayectorias que las respaldan
Tanto Tapia como Linares Cruz consideraron que ambas mujeres cuentan con carreras y trayectorias políticas que las respaldan. Comparten que ambas no se han dedicado exclusivamente a la política.
“Claudia tiene una gran trayectoria en tiempo y en trabajo político que se sustentan por sí mismas. La trayectoria de Xóchitl es distinta porque su inicio es mucho más autónomo, lejos de ideologías, digamos es más bien de emprendedora, pero también tiene trayectoria y trabajo político”, opinó Linares Cruz.
Sheinbaum tiene un perfil más académico a pesar de la cercanía de sus padres al activismo político a través de su participación en el movimiento estudiantil de 1968
En 2018 ganó la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México por Morena, cargo en el que estuvo hasta 23, con lo que fue la primera mujer electa en ser jefa de Gobierno de la capital mexicana.
Mientras, Gálvez, quien es ingeniera e hija de padre otomí y madre mestiza, trabajó en el sector privado hasta que en el año 2000 inició su carrera política, al integrarse en el gabinete del entonces presidente Vicente Fox como titular de la Oficina para la Atención de los Pueblos Indígenas.
Sheinbaum cuenta con un evidente apoyo del Gobierno, algo que había sucedido en numerosos momentos en la historia reciente de México y que, consideró Linares Cruz, la demerita.
Y Gálvez es percibida como “muy sola”. “Ninguno de los partidos que en su momento decidieron apoyarla están ahí verdaderamente con ella”, dijo la analista.
Dos formas de gobernar
Que los perfiles políticos de ambas difieran implica que la forma de gobernar también lo sería diferente. Pero las expertas coinciden en que la clave debe ser que exista una agenda política por parte de las dos en relación con las mujeres, algo que han podido ver más en los mítines de Sheinbaum, pero que ha sido insuficiente, así como también lo ha sido por parte de la candidata de la oposición.
Después del primer debate, realizado el 7 de abril, las expertas dijeron que esperan que el 28 del mismo mes, con el segundo debate presidencial, se perfilen mejor sus propuestas tangibles más allá de las narrativas que han estado defendiendo en sus eventos, en los que tanto Gálvez como Sheinbaum se han declarado a favor de la igualdad entre hombres y mujeres.
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